El reto del proyecto
Mundo Newlar requería unas nuevas instalaciones industriales que no solo respondieran a sus necesidades operativas actuales, sino que también ofrecieran una estructura moderna, funcional y preparada para el futuro. La clave estaba en combinar capacidad tecnológica avanzada —como la incorporación de un almacén automático de 30 metros de altura— con criterios de eficiencia, durabilidad y facilidad de mantenimiento.
Uno de los mayores retos fue organizar la construcción en cuatro fases, cada una con un edificio diferente. Esto suponía una coordinación muy precisa entre fases para asegurar la continuidad del uso, la logística y la conectividad entre los edificios. Además, la integración del almacén automático implicaba exigencias adicionales en cuanto a cimentación, vibraciones, seguridad estructural y maquinaria especializada.
La solución
El proyecto se resolvió mediante un plan de construcción por fases, lo que permitió que las instalaciones se adaptaran a las demandas operativas y presupuestarias a lo largo del tiempo.
El diseño arquitectónico, a cargo de Luis Pastor y César Arteaga, garantizó que cada edificio mantuviera coherencia estética y funcional, reforzando la identidad de conjunto. La ejecución por parte del Grupo Salmerón aportó la experiencia necesaria en edificación industrial.
Uno de los hitos fue la construcción del almacén automático de 30 metros de altura, concebido con estructura metálica reforzada y equipado con sistemas de automatización para la gestión eficiente de mercancías. En general, se emplearon materiales y soluciones constructivas pensadas para soportar cargas industriales, uso intensivo y garantizar la seguridad operativa.
Resultados
Las nuevas instalaciones de Mundo Newlar han mejorado la eficiencia logística gracias al almacén automático y a la organización del complejo por fases. El conjunto ofrece una estructura moderna, funcional y preparada para futuras ampliaciones, consolidando a la empresa con una base sólida para su crecimiento.
